Ha sido el soporte favorito desde el Renacimiento hasta nuestros días, por su facilidad para el transporte y almacenaje y óptima conservación. La tela evita las molestas y antiestéticas grietas que a menudo afloran en la madera debido a oscilaciones térmicas o de humedad, y permite la realización de pinturas de mayores dimensiones. Además, muchos artistas aprovechan la trama del tejido para crear efectos expresivos particulares. Los lienzos suelen exhibir un aspecto más mate que la pintura sobre tabla, aunque muchas veces esto se mitiga con la aplicación de barnices como acabado final. Las telas más utilizadas para pintar son el lino, la arpillera y el algodón.
Los artistas venecianos de final del siglo XV fueron los primeros que utilizaron el lienzo libre montado sobre un armazón. La tela alcanzó su máximo esplendor como soporte en el siglo XIX con los impresionistas, cuando se comenzó a extender la pintura al aire libre y se hicieron necesarios soportes más ligeros y fáciles de transportar.
HISTORIA
Sobre tela se pintó ya en la Antigüedad, como atestigua la referencia de Plinio el Viejo a un retrato de Nerón ejecutado sobre una tela de más de treinta metros. No obstante, se conservan pocas pinturas sobre lienzo anteriores al siglo XIV, tanto por ser más escasas, como por el hecho de que se pintaba sobre tela temas profanos, como banderas o decoraciones festivas, lo que determina que no se conservasen.
Uno de los óleos sobre lienzo más antiguos que se ha conservado es el cuadro francés Virgen con ángeles, datado alrededor de 1410 que se conserva en la Gemäldegalerie de Berlín, lo que es también una fecha muy temprana para una pintura al óleo. Sin embargo, la pintura sobre tabla siguió siendo más habitual hasta el siglo XVI en Italia y el XVII en el Norte de Europa. Mantegna y los artistas venecianos estuvieron entre los que lideraron el cambio. Tenían a su disposición lienzo de velas venecianas y se consideraban de la mejor calidad.
A partir del Renacimiento, se generalizó el uso de este soporte, que puede considerarse el de más éxito en la historia de la pintura. En lugares como la Venecia del siglo XVI, el lienzo aventajó al fresco por ser más resistente al frío y la humedad del invierno. Pero la principal ventaja comparativa del lienzo frente a los dos soportes anteriores en el tiempo (el muro y la tabla) es su liviandad, que permite transportarlo fácilmente y lograr grandes formatos con soportes más ligeros. De esta manera, se expandió su comercialización. También permitió que el arte de la pintura se convirtiera en botín de guerra, como ocurrió con la toma del castillo de Praga por los suecos en 1648, en el curso de la Guerra de los Treinta Años o los saqueos de pintura italiana por los ejércitos napoleónicos.
Sigue siendo el soporte más utilizado para el óleo y los acrílicos, si bien con tratamientos diferentes a los tradicionales.